Nota de la Editora

Una tríada es un conjunto de tres elementos -cosas o seres- especialmente vinculados entre sí. Este trabajo refleja la conjunción de tres caminos, unificados a través de una peculiar propuesta de Diego Tedeschi Loisa. Cuentos -primer libro,Cuentos a la crema- que se desprenden de su imaginario, entrelazados a través de relatos que pisan la crónica, el cuento más clásico, el diario, la diversidad en la forma de contar y de incluir. Porque este trabajo está hecho bajo el concepto de inclusividad. Inclusividad no entendida como oposición de la exclusividad sino como celebración de las diversidades y las no diversidades. Que anima una propuesta de poemas -segundo libro, Poemas al agua- intensos, disímiles, completamente opuestos unos con otros, que abren caminos hacia el amor, el desamor, el placer, el displacer, el no lugar o lugares comunes. Y es un trabajo de equipo, que reunió a personas con talentos. Desde el abordaje conceptual (quince modelos para las tapas, cinco fotógrafos –para tapas y autor-, un ilustrador, un diseñador de moda, tres colaboradores en ideas y diseños, dos editores, una editora general) y desde los matices que propone en los escritos alter ego -tercer libro, Escritos granizados- con la inclusión de nueve autores en un pasaje de quince capítulos, en un libro homenaje a la memoria que DTL rescata y una apuesta a las nuevas voces que ha querido impulsar.
Autor y compilador en el tercero de los libros, DTL ha focalizado su propuesta hacia la diversidad, la igualdad, la visibilidad y la memoria LGTBIQ (lesbiana gay trans bisexual intersexual queer), por su activismo y desarrollo profesional. Y ha sumado mi participación plena, para editar los cuentos y los poemas, para supervisar los escritos rescatados y editar alguno de los nuevos. Comenzó con su invitación para producir y coordinar el aire en el programa radial “El Vahído”. Trabajar con la comunidad LGTBIQ -y todas las letras que se quieran agregar para visibilizar- ha sido una de mis experiencias más enriquecedoras.  Desde el programa he escuchado, he visto y he aprendido las miles de problemáticas que atraviesan distintos sectores sociales, sus luchas, sus resistencias, sus anhelos, sus reclamos, sus deseos de reconocimientos, tanto en lo legal como en lo social y humano. No puedo evitar plantearme -especialmente cuando alguno de los programas propuso un contenido movilizador o frente a algún hecho de discriminación- cómo podemos seguir etiquetando a las personas por “con quienes se acuesten” o “por cómo se vean”. Me he preguntado muchas veces, me lo pregunto aún, cómo puede ser que una decisión voluntaria tan íntima y personal, tomada entre dos o más personas, fuesen del género que fuesen, de mantener relaciones sexuales con quién se sientan más afines, pueda convertirse en objeto de señalamiento y aberración; como el establecimiento de un estándar genérico permite establecer que las nenas deben vestirse como nenas y los nenes vestirse como nenes y lo que resulte “raro” o “indefinido” sea objeto de burla, rechazo, de invisibilidad, por no responder a la héteronormativa o la propia homolesbotransfobia que se da dentro de la propia comunidad LGTBIQ por ser diferente. 

Trabajar junto a DTL en esta tríada abrió caminos de creatividad, de utopías, de redes; puentes que nos unieron en debates conceptuales, genéricos, estructurales, gramaticales, donde Bukowski, Robbins, Cortázar, Borges, Miller, Maritano, Pizárnik, Girondo, Rimbaud,. Artaud, Soriano, Gelman y Vitelleschi se colaron para endulzar las prolongadas tertulias entre mates, tererés, vinos y verduras. Y también esta sociedad que inauguramos en Tres de un par imperfecto me permitió escuchar otras voces –como Susy Shock, Vida Morant, Ilse Fuskova, Lohana Berkins o Karen Bennett- y entender la importancia de un marco legal que incluya a todas las identidades, que resguarde desde la integridad moral hasta garantías laborales para cada ser humano. Y más que nada, pude comprender que las mayores barreras que existen son las sociales, especialmente las que creamos nosotros mismos. El no respeto, el no entendimiento, la no aceptación; todo siempre bajo esa concepción barata de que existe una forma “correcta” de ser y de hacer las cosas.
Todos somos naturalmente diferentes, seres particulares e individuales con dignidad. Dignidad de ser humano, dignidad de ser persona. Podemos convivir, compartir y celebrar esas diferencias. Y el arte, que suele ser unificador de tantas diferencias, hoy se presenta en una tríada hecha con fuerzas que salieron de alguna parte, que juntó a personas muy diversas  que creyeron en este proyecto, que lo fomentaron y lo hicieron posible.
Todas esas personas nos celebramos como diferentes y compartimos pasiones, mates y sueños. Deseamos un mundo sin discriminaciones de ningún tipo. Y afortunadamente esta experiencia contagia tanto que cada día soy más heterosexual.



Neyda Pitt
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Septiembre de 2013

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